Cuando
en 1968 Stanley Kubrick estrena "2001, una odisea en el
espacio", se encontró con una audiencia especialmente receptiva
hacia los temas del espacio en general, después de que la Guerra
Fría espoleara a las dos grandes potencias de la época a una pugna
por ver quién llegaba más lejos en la exploración del espacio
hasta llegar a su punto culminante con la llegada del hombre a la
luna al año siguiente. Pero los espectadores se encontraron a una
película que poco tenía que ver con las hazañas espaciales, era
desesperadamente lenta y con apenas diálogos, con largas escenas de
gran belleza visual y con una muy cuidada banda sonora pero imposible
de comprender y con un final abrupto y abstracto hasta el paroxismo.
Fue tal la incomprensión hacia la película que en los 70 algunos
jóvenes veían la película tras haber ingerido alucinógenos para
experimentar el mismo viaje psicodélico que Bowman realiza a través
del espacio hasta su destino final; pero como suele ocurrir en todo
film de culto que se precie, una minoría la convirtió en filme de
culto, pues comprendió que Kubrick estaba transmitiendo un mensaje
filosófico, metafísico e incluso religioso de validez universal
para quien tuviera bien abiertos los ojos y los oídos..
Kubrick
tampoco permaneció impasible ante el enorme atractivo que ofrecía
el espacio y después de haber leído "El Centinela" de
Arthur Clarke, se pone de acuerdo con el escritor y recopila una
ingente cantidad de información con la proverbial minuciosidad que
le caracterizaba sobre las condiciones de vida en el espacio, vuelos
espaciales, posibles diseños de naves y comportamiento de los
objetos en condiciones de ingravidez de tal manera que fue reconocida como uno de los filmes que con mayor realismo reflejan las
condiciones de vida en el espacio.
Para
analizar la película me ceñire a las tres secciones en las que se
divide la película, cuyo nexo en común es la presencia de un
monolito y que describen la evolución humana y, por ende, la
evolución de cada ser humano a lo largo de su vida.
1.-El
amanecer del hombre
En
esta desconcertante primera parte no hay palabras, solo gruñidos,
aulllidos y los sonidos propios de la naturaleza. Como si de un
documental se tratara, asistimos al quehacer cotidiano de un grupo de
simios que habitan en una zona desértica e inhóspita de un lugar
indeterminado, aunque bien pudiera ser Africa central, donde está
demostrado que tuvo su origen la especie humana. La vida no es fácil
para estos seres, la comida y el agua escasean y deben compartir los
escasos recursos naturales animales herbívoros que se comen las
hierbas de las que se alimentan y los carnívoros que los cazan sin
que ellos pueden hacer nada por evitarlo. Es manifiesta la
inferioridad de estos monos frente al resto de los animales, pues
carecen de mandíbulas, garras o cualquier otra defensa natural, y
con toda seguridad están condenados a la extinción. ¿Qué hace un
animal tan escasamente adaptado viviendo en un medio tan agreste?
¿Acaso ha cambiado repentinamente el clima de la tierra y a estos
simios no les ha dado tiempo a evolucionar y adaptarse al medio?
El amanecer del hombre |
De
repente un grupo de aquellos simios descubre al despertarse la
presencia de un gigantesco monolito perfectamente liso; aquel objeto
despierta la curiosidad de los primates, lo contemplan, lo tocan con
sus manos. En ese momento amanece y el monolito lanza una señal: la
cultura superior que ha plantado el monolito ha encontrado la especie
que ha estado buscando por todo el universo, ciertamente son
primitivos y pusilánimes; pero tienen una gran virtud, tienen una
enorme curiosidad y unas extremidades que les permiten asir objetos.
El monolito |
Uno
de aquellos seres descubre fortuitamente el esqueleto de un gran
animal y aquel montón de huesos llaman poderosamente la atencion. De
repente algo se despierta en aquella mente primitiva,
con sus manos coge un hueso
de grandes dimensiones y golpea los demás restos oseos hasta
romperlos. A simple vista puede parecer un gesto banal, pero su
trascendencia es enorme: ese simio ha descubierto el poder de las
herramientas, es el nacimiento del hombre, el homo
sapiens.
Sugiere
el relato de Clarke en el que se inspira la novela que la señal
emitida por el meteorito produce una alteración en el cerebro de
aquellos primates que estimula su capacidad cerebral y su
inteligencia, aunque la película parece sugerir que aquellos
alienigenas que plantaron el monolito eligieron a aquellos primates
por sus todavía incipientes de inteligencia y de uso de
herramientas.
Con
la ayuda de los huesos-herramientas los simios pueden abatir a los
indefensos herbívoros y alimentarse de su carne; y esa misma
herramienta es la responsable de la primera muerte fraticida. La
herramienta que sirve al hombre puede ser tambien el instrumento que
provoca su muerte: todo depende de la intención de quien las empuña.
Eufórico
por el inmenso poder que le otorga el descubrimiento de la
herramienta, uno de aquellos primates lanza al aire su hueso..
La elipsis más bella de la historia del cine |
2.-El
monolito de la luna
Y
en una de las elipsis más hermosas de la historia del cine, el
primitivo hueso se transforma en una sofisticada nave que surca el
espacio. Con el auxilio de herramientas cada vez complejas, el hombre
ha conquistado toda la tierra, y espoleado por sus ansias de
descubrir nuevos lugares, está conquistando el espacio, de ahí que
la estación espacial tenga forma de rueda, para recordarnos de que
aquellas naves no son más que herramientas creadas por el hombre
para ayudarle a superar sus limitaciones naturales.
Una
nave viaja desde la tierra hasta una estación espacial con un
astronauta a bordo con la misión de investigar una extraña anomalía
magnética que se ha descubierto en la luna. Después de una
conversación con su familia y una conversación con unos científicos
rusos que no aporta nada a la historia por ser una referencia al
contexto histórico en que se rodó la película -los americanos han
descubierto algo en la luna e intentan ocultar su descubrimiento a
los rusos con una sarta de mentiras-, prosigue su viaje hacia el
satélite.
Del hueso a la nave, de la simplicidad a la complejidad |
Durante
el viaje hacia la luna, y mientras el astronauta duerme plácidamente
en su butaca, un bolígrafo se escapa de su bolsillo y flota en el
aire debido a la ingravidez, el cual recoge una azafata y vuelve a
poner en su lugar; esa escena aparentemente banal está llena de
simbolismo: con sus herramientas ha conquistado el mundo, pero en el
espacio el hombre no puede controlar sus herramientas debido a la
ingravidez.
El baile del Espacio |
Una
vez allí, y siempre acompañados por los compases del Danubio Azul,
los astronautas se encuentran ante un monolito rectangular y
perfectamente liso igual que el que apareció al comienzo del filme.
Y como ya hicieran sus antepasados, aquellos hombres se acercan al
monolito; pero hay una diferencia sustancial con aquello simios: el
ser humano se ha hecho mayor de edad, ya no le mueve la mera
curiosidad, ahora sus pensamiento es científico y racional, analiza
con sus instrumentos, investiga, quiere conocer su origen y su
funcionamiento. Y cuando está frente al monolito, el sol amanece
sobre el monolito y un ruido insoportable deja paralizados a los
astronautas. En realidad se trata de una señal: el hombre al que han
estado siguiendo desde sus orígenes ya se encuentra en condiciones
de salir al encuentro de quienes plantaron el monolito, pero el
hombre no puede comprender esa señal desde el pensamiento
científico, su mensaje está más allá de la ciencia.
3.-Misión
a Júpìter
Meses
más tarde, una nave surca el espacio con un rumbo desconocido, en su
interior viajan cinco astronautas y una nueva criatura creada por el
hombre: el superordenador HAL 9000, una máquina dotada de
inteligencia y la capacidad de hablar. Aparentemente toda la misión
funciona según lo previsto, el ordenador dirige la nave hacia su
destino, suministra alimento y oxígeno a los astronautas e incluso
les proporciona diversión mediante partidas de ordenador; pero los
astronautas ignoran que se encuentran bajo una espada de Damocles: el
ordenador, a través de su omnipresente disco rojo, ha estado
observando durante toda la misión a los humanos y ¿qué es lo que
ha visto en ellos? Unos seres desvalidos, necesitados, aburridos y
Hal llega a la conclusión de que puede prescindir de esos seres
primitivos: Está a punto de comenzar la batalla del hombre contra la
máquina.
Hal 9000 o el Gran Hermano de Orwell |
Cierto
día, el ordenador predice el fallo de la antena de la nave, por lo
que los astronautas salen al exterior para repararla, y a no
encontrar ningún fallo, llegan a la conclusión de que Hal está
fallando y deciden apagarlo, pero no se dan cuenta de que el
ordenador conoce sus planes y se defiende matando a los astronautas:
corta el cable que une al astronauta a la nave sabiendo que el otro
astronauta no va a dejar a su compañero desamparado -lleva mucho
tiempo observando a los humanos y conoce sus comportamientos- y
mientras los dos astronautas vivos están fuera de la nave mata a los
astronautas hibernado privándoles de oxígeno. Cuando el astronauta
regresa en la nave auxiliar llevando consigo a su compañero
rescatado del espacio el ordenador se niega a abrirle la puerta: el
ordenador se ha rebelado contra los humanos porque, como vimos en el
capítulo anterior, el hombre en el espacio pierde el control de sus
herramientas.
Pero
Hal esta vez ha cometido un grave error: cegado por su soberbia, ha
menospreciado el arrojo y la inteligencia de aquel ser primitivo y el
astronauta entra en la nave valiéndose de los escasos minutos en que
puede permanecer vivo en el vacío. Una vez en su interior, retira
uno por uno todos los módulos de memoria de la nave mientras Hal
suplica en vano que no le desactive hasta que el ordenador se apaga.
Fijémonos en la herramienta utilizada por el astronauta para
desactivar el ordenador: un simple destornillador; es decir, el
hombre ha vencido a la herramienta perfecta con una simple
herramienta manual. Porque las herramientas han sido creadas por el
hombre para servirle y el hombre no puede convertirse en esclavo de
sus herramientas. En la cúspide de la evolución el hombre ha
confiado tanto en la técnica y en las herramientas que éstas han
estado a punto de acabar con él.
La batalla del hombre contra la máquina |
4.-Más
allá de Júpiter
Bowman,
el único astronauta superviviente, prosigue su viaje hacia Júpiter
sin el auxilio de su ordenador consciente de que se trata de un viaje
sin retorno. Despúes de una larga escena psicodélica heredera de la
época en que se rodó el filme y que sugiere que la nave ha sido
absorbida por una especie de campo de fuerza, Bowman llega a una
extraña habitación decorada suntuosamente en un estilo rococó. En
su interior hay un anciano vestido con una bata que come en una mesa,
al girar la cabeza ve a otro anciano que agoniza en una cama mientras
contempla el monolito; de pronto el anciano desaparece y se convierte
en una especie de feto que es lanzado al espacio exterior.
Esta
última escena es sin duda la más críptica y difícil de comprender
de la película. Para empezar, la escena es sumamente compleja en su
estructura. Podríamos decir que se trata de una sala de espejos se
tratase en donde los unos reflejan la imagen reflejada por los otros,
así vemos como Bowman está dentro de la habitación y los múltiples
espejos esparcidos en la misma devuelven la imagen de un anciano –el
largo viaje ha pasado factura en su físico- enfundado en un traje
espacial, pero no solo Bowman se ve a sí mismo, sino que también ve
su muerte, y el espectador contempla a su vez al astronauta y a la
imagen de sí mismo en el ocaso de su vida.
Y
no solo es compleja en su estructura, lo es también en su
simbolismo. Observemos en primera lugar al anciano Bowman que come
parsimoniosamente antes de acostarse, durante la comida toca sin
querer una copa y esta cae al suelo y se rompe. Este objeto es en
realidad el nexo que une esta escena con el resto del filme: la copa,
el destornillador, el bolígrafo, el hueso, son herramientas manuales
que el hombre ha ido utilizando a lo largo de su devenir histórico y
que le han permitido conquistar el mundo y el espacio. Como
contrapartida, el ser humano se ha vuelto cada vez más dependiente
de sus herramientas a medida que se enfrentaba a mayores desafíos,
convirtiéndose en imprescindibles en el espacio, el lugar más
inhóspito para el hombre por su falta de aire y su ingravidez.
La
copa que se rompe simboliza la inutilidad de las herramientas ante el
último y más grande desafío de la especie humana: la muerte,
entendiendo como tal no solo la muerte física que la ciencia solo
puede retrasar pero nunca detener, sino también la cuestión de la
inmortalidad del alma y la trascendencia. Porque si el hombre no se
abre a la perspectiva del más allá el hombre tecnológico se
convierte en palabras de Heidegger en un “ser para la muerte”.
Por
eso a Bowman, al que como a un privilegiado las criaturas del espacio
han revelado una gran verdad que lo ha trasformado en un superhombre
no puede morir, sino que se transforma en un feto para que renazca y
regrese a la tierra y descubra a los hombres la enseñanza que le han
otorgado los seres del espacio. Porque para un agnóstico como
Kubrick no cabe la inmortalidad del alma recurre al eterno retorno de
Nietzche para dotar al ser humano de trascendencia. No es casualidad
que el fragmento más emblemático de la banda sonora se titule “asi
hablaba Zaratustra” de Richard Strauss, como el libro homónimo del
filósofo alemán.
Siglo XVIII, el ocaso del hombre, el monolito, |
Fijémonos
ahora en la decoración de la sala donde transcurre esta escena; los
muebles y los cuadros son de estilo rococó, concretamente Luis XVI,
y este estilo nos retrotrae a una época muy concreta: el siglo
XVIII, el Siglo de las Luces o siglo de la Ilustración. Las
criaturas no solo quieren que el hombre se sienta cómodo en su
último hogar, sino que también han estado observando al hombre
desde su nacimiento y han observado que fue precisamente a raiz de la
Ilustración cuando el pensamiento occidental comenzó a confiar
ciegamente en la ciencia, en la razón y en el progreso y a desechar
todo lo trascendente por considerarlo irracional y contrario a la
experiencia de los sentidos. En definitiva, el gran mensaje que
Bowman (el hombre-arco lanzado a la tierra) es que los seres humanos
no solo somos un cuerpo que maneja herramientas y una mente que las
crea y las dirige, sino que también somos espíritu, trascendencia,
inmortalidad....
El eterno retorno de Nietzche |