LA
CABINA
Ya
sé que este post no va dedicado a una pelicula propiamente dicha,
sino a un telefilme emitido en la televisión, pero por las múltiples
interpretaciones que suscita, sus mensajes ocultas y el aura de
misterio que le envuelve bien merece un lugar en este blog.
Para
comprender la repercusión que tuvo este telefilme -uno de los más
galardonados de la historia de la televisión en España- hay que
tener en cuenta el contexto histórico en el que esta obra vio la
luz. Desde que los televisores comenzaron a formar parte del
mobiliario de los hogares del pais, el régimen franquista,
consciente del poder y la ambigüedad de este nuevo medio de
comunicación, sometió la programación a una ferrea censura como al
resto de medios o manifestaciones artísticas y a través de la
pantalla el régimen ensalzaba sus valores, fomentaba el culto a la
personalidad del dictador y cualquier posible crítica al régimen
era acallada. En los 60, coincidiendo con el leve aperturismo del
régimen y el despegue económico del pais, el gobierno impulsó la
creación de nuevos programas con el fin de mejorar la imagen de la
programación televisiva y del pais en general hacia la comunidad
internacional, eso supuso una cierta relajación de la censura,
aunque siguió presente. Un claro ejemplo de este fenómeno fue la
serie "historias para no dormir" de Narciso Ibañez
Serrador, serie pionera por abordar el género terrorífco en la
televisión, y que abonó el terreno al cortometraje que nos ocupa.
De
forma paralela a este fenómeno surgieron una serie de jóvenes
realizadores con ganas de experimentar que encontraron en el
mediometraje para dar rienda suelta a su imaginación. Uno de estos
realizadores fue Antonio Mercero -quien después de haber dirigido
la muy politicamente correcta "crónicas de un pueblo"
contaba con el favor del régimen- concibió la serie "13 pasos
hacia lo insólito" en colaboración con José Luis Garci; por
diversas circunstancias el capítulo "la cabina" consiguió
ver la luz.
Con
tales antecedentes no le costó a Mercero obtener la autorización y
sólo necesitó 37 minutos, una cabina y la excelente actuación de
López Vazquez para narrar una historia verdaderamente angustiosa,
desasosegante y terrorífica con la que ganó múltiples premios
internacionales, entre ellos el Emmy al mejor telefilme, el oscar del
mundo televisivo. Estrenado el 13 de diciembre de 1972, el filme
suscitó reacciones e interpretaciones de todo tipo, siendo mayoria
quienes vieron en la obra un alegato político segun el cual el
estado (personificado en la compañía telefónica) controlaba la
libertad de expresión de los ciudadanos (la cabina que atrapa y
condena al silencio al protagonista) con la impotencia (o
connivencia) de los cuerpos de seguridad (los policias y bomberos
incapaces de abrir la cabina que contemplan impasibles como los
empleados de la compañía telefónica se llevan al hombre encerrado)
y encarcelaba e incluso hacia desaparecer misteriosamente a quienes
se atrevian a desafiar al régimen (el protagonista es abandonado a
su suerte en lugar secreto subterráneo encerrado en su cabina);
tampoco faltaron interpretaciones más disparatadas, como la de
quienes vieron una alegoría religiosa con el helicóptero como
imagen del Espíritu Santo (¡!) o abducciones alienígenas. Fue tal
su impacto social que muchas personas utilizaban las cabinas con la
puerta abierta, en una suerte de psicosis colectiva solo comparable a
la de los bañistas norteamericanos que vieron Tiburón.
¿Cuál
es el significado último de "La Cabina"? Es indudable que
tiene un trasfondo político, teniendo en cuenta las circunstancias
históricas que le vieron nacer; pero si sólo fuera eso no hubiera
trascendido más allá del regimén que lo engendró, y sin embargo
sigue produciendo la misma angustia y desasosiego que cuando fue
emitido por primera vez. Porque La Cabina es también una metáfora
sobre una de las grandes paradojas de la sociedad actual: la
incomunicación del hombre moderno, que a pesar de tener disponer de
toda clase de medios de comunicación se encuentra cada vez más
aislado de los demás a medida que se disuelven las relaciones
interpersonales y son sustituidas por la mediación de la tecnología.
Y aunque la mayoría de las personas nunca se dan cuenta de esta
incomunicación, casi todas las personas en algún momento de su vida
se han sentido solas en medio de la multitud, angustiadas por no
poder hablar con nadie porque a su alrededor todos son desconocidos y
porque el hombre -zoon politikon- ha
sido concebido para convivir y relacionarse con los de su especie,
exactamente el mismo sentimiento que experimenta el hombre de la
cabina, que no puede comunicarse con quienes le rodean. Y porque
todos en algún momento de nuestras vidas somos como el hombre de la
cabina también nos es concedido el poder contemplar la grandeza y la
bajeza del ser humano, desde el que se compadece de las desgracias
humanas sin mover un dedo, pasando por el que ayuda a los demás para
obtener la aprobación de los suyos (el forzudo que intenta abrir la
cabina) hasta aquel que se aprovecha de las desgracias de los otros
en su propio beneficio. ¿Quienes son los únicos que se compadecen
realmente de la desgracia de aquel hombre? Los cómicos que
contemplan encaramados a una tapia a aquel hombre encerrado en la
cabina que por azar se detiene ante ellos con la angustia de su
incierto destino reflejado en su rostro, son la personificacion de
los excluidos, los marginados, los inadaptados que en el imparable
avance de la comunidad va dejando por el camino.
O
como dijo el propio Mercero, todos tenemos nuestras "cabinas",
llamense miedos, inseguridades, incertidumbres, en algunos casos
somos nosotros mismos quienes entramos en ellas, en otros son las
"compañias" que diseminan cabinas-trampa por las calles y
plazas. No deja de ser irónico que sea el mismo Mercero y no
López-Vazquez quien ahora mismo está encerrado en una cabina
llamada Alzheimer...
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